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 ¡¿Libertad de expresión?! ¡¿Democracia?! Nada más lejos de la realidad. Los verdugos se han vestido de jueces, y los de la Gestapo de abogados. Un sistema ha de mantenerse y por ello ha de eliminar toda divergencia que surja en el seno de una sociedad de bienpensantes institucionalizados. En el “primer mundo”, se presume de una libertad que no existe. Se trata de una libertad para hacer lo que se desee, dentro de un limitado campo de acción. Demostrar seriamente (es decir, con las palabras exactas y de forma clara) una oposición hacia el sistema establecido, no es tan arriesgado como en las dictaduras que admitían serlo; pero hoy en día, en las dictaduras que se disfrazan de democracias, tampoco es posible señalar al poderoso que abusa, corrompe, roba, y se aprovecha.

Y para constatar estas afirmaciones, pondré los ejemplos que me pillan más cerca:

  • En 2001 fue cerrado un periódico cántabro llamado La Realidad. Tras varias “demandas de honor[1]” les fue retirada la cabecera e impuesta una multa. En este semanario se señalaban con nombre y apellidos asuntos que en TVE no parecían tener relevancia. Está claro que en el momento en el que haya un mínimo de organización a la hora de decir la verdad (tirada mayor y mayor frecuencia de publicación, por ejemplo) te sitúas en el punto de mira de l@s que creen que pueden gestionar el mundo a su antojo.

  • Más recientemente, con los actos de rechazo hacia la guerra de Irak, ha habido una serie de actos de represión contra actitudes NO VIOLENTAS dirigidas contra el apoyo a EE.UU. en el conflicto bélico.

  • UNA MULTA DE 300 EUROS Impuesta por Delegación de Gobierno a 13 personas por el hecho de participar en una cacerolada contra la guerra coincidiendo con la visita de Aznar a Santander. No se informó a Delegación de Gobierno que se iba a realizar la concentración, pero tampoco fue ilegalizada en ningún momento. No hubo incidentes a parte de las amenazas, provocaciones e insultos de la policía hacia los manifestantes.

  • DETENCIÓN, JUICIO Y SENTENCIA DE 360 EUROS por “Desobediencia” para tres personas, que ese mismo día, pidieron explicaciones a la policía acerca del motivo por el cual se les prohibía estar en las cercanías del Palacio de Exposiciones, lugar al que asistía José María Aznar. También deberán pagar las costas del juicio.

  • POSIBILIDAD DE MULTA DE 300 EUROS por “Desacato” a una persona que participó como testigo en este juicio, y que fue expulsada de la sala por hablarle a otro testigo al oído durante el juicio. Aun sin confirmar.

  • JUICIO Y ABSOLUCIÓN A una joven acusada de llamar “asesino” a Aznar durante la visita de este a Santander.

  • APERTURA DE EXPEDIENTE Al director del instituto de Cabezón de la Sal, por apoyar las acciones contra la guerra de los estudiantes del centro.

  • DETENCIÓN, JUICIO Y SENTENCIA DE 128 EUROS Y UN FIN DE SEMANA DE ARRESTO EN PRISIÓN para los seis ciudadanos que ocuparon de forma pública y Noviolenta la sede del Partido Popular de Torrelavega, llenando la fachada y las ventanas de carteles de “No a la Guerra”. También tendrán que pagar las costas del juicio.

 EN CANTABRIA, MANIFESTARSE CONTRA LA GUERRA CUESTA 6048 EUROS (más las costas de los juicios).

 

Ante estas situaciones lo que hay que hacer es mantenerse más constante que nunca, dar a entender que la impunidad con la que impera la sutil represión no va a conseguir su propósito, que no es otro que el de cortar de raíz cualquier expresión de verdadera voluntad de cambio de lo que nos rodea. Contra las injusticias, contra los abusos, contra este sistema cuya esencia es la del reino de la estupidez y el engaño. Y nuestras quejas se harán tan débiles si sucumbimos a estas respuestas, que algún día, como dijo Bretch, irán a por nosotros (de forma más directa aún) y será demasiado tarde. Si nos callan, es que han ganado.

Más información en: Grupo Accion Directa


[1] Artilugio legislativo que sirve para que la prensa no pueda hablar claro acerca de los asuntos sucios de los poderosos, basado en un presunto “derecho al honor” (no es lo mismo que “calumnias e injurias”) mancillado por la publicación de ciertas informaciones. Parece que los demás no tenemos el “derecho al honor” de que nos INFORMEN.

 
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(o cómo burlar a la publicidad para que no toque tanto los cojones)